Café con leche… y cruasán

Cinamon_tea:

Cuentan los sabios que los aromas son los mejores impulsores de esa sustancia que despierta nuestros recuerdos (con permiso de la fotografía, of course).

Y tienen razón. Además lo hacen de sopetón. Sin avisar. Sin receta, ni nada. Vas así tan tranquilo por la vida, pensando en tus cosas (que si Mercadona, que si la tintorería) y, zas, el olorcillo de un café con leche recién preparado y de una bollería aún caliente, te transporta a aquel desayuno, cuando aún era de noche (¿te acuerdas?) en una cafetería de las proximidades de la Calle Mayor de Madrid.

Sí, Nita, sí. Acuérdate que hacía mucho, mucho frío. Que fue traspasar la puerta y adentrarte en otro mundo, que te sacaste la bufanda y los guantes, que buscaste la cámara en el fondo de esos bolsillos inmensos que te gusta llevar y donde lo pierdes todo, y que sacaste esta fotografía.

Y, sí, que pediste un café con leche (muy caliente, por favor) y un cruasán (que te supo a gloria).

Pues eso.

Que cuando paso cerca de una cafetería-panadería que hay cerca de casa, si cierro los ojos, puedo volver a aquel lugar.

Sin frío.

Sin oscuridad.

Contigo.

Buenos días.

Scrivivente:

¡Café con leche… y cruasán!… Café&con&leche y cruasán… Café&leche y cruasán… Cafeche y cruasán… Cafechesán… mmm.

El cruasán espera tranquilo en el platito adyacente de loza blanca.

Nos acaricia el oído el tamborileo coral de platitos y tazas sobre la barra del bar, con nuestras tazas humeantes haciendo de soprano y tenor.

El azúcar se deja sumergir en los dos diminutos volcanes de paredes blancas y suena el campanilleo de las cucharillas como la impensable melodía de las cuerdas de una orquesta en el minuto de la afinación.

El vapor danzante de nuestras tazas se mezcla ante nuestros ojos, entornados por el frío aún no vencido del todo.

Los cruasanes van a tomar su primer baño. Ellos son los primeros en beber.

Poco después, gentilmente, nos hacen partícipes del calorcico milagroso.

El frío ha sido persuadido.

Contigo.

Cinamon_tea:

Eso mismo, pero tú lo cuentas mejor.

Scrivivente:

Lo hemos contado a cuatro manos y dos corazones.

                                                      

la sillita lápices

La “rescatadora de instantes” nos invita hoy a dialogar usando tres sentidos comunes, muy comunes: el oído, el olfato y el gusto. Los sonidos del café, su fragancia y su sabor han quedado unidos en una sola realidad: el calor suave del café matinal y su nube evanescente que se queda prendida en la bóveda del paladar acogedor.

Cinamon_tea es Ana Navarro, escritora y fotógrafa, ambas pasiones vividas con corazón de aprendiz y delicadeza profesional.

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2 Comentarios

  1. Gracias, otra vez, querido Hermano. Con tus palabras completas de forma maravillosa una humilde reflexión que acompaña a una fotografía. En mi nombre y en el del café con leche y el cruasán, recibe un abrazo.
    Cinamon_tea

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